Tras los cuentos, relatos cortos, poemas y demás, me voy a pasar al ensayo. Y lo que hoy quiero contar es una reflexión acerca de la política lingüística seguida por unos y por otros en este querido país astur.
Como todos los que leéis esto sabréis, un servidor formó parte, modestamente, de la creación, o mejor dicho de la puesta en marcha, de la Xunta pola Defensa de la L.lingua Asturiana en mi idolatrado conceyu de Valdés. Unas pocas reuniones después, me di cuenta del error que supone aplicar ciertas políticas, por no ser adecuadas en todos los marcos; me refiero, como no, a la preponderancia del asturiano normativo en las acciones llevadas a cabo por la Xunta en zonas lingüísticas diferentes de la zona centro, y especialmente en la zona occidental asturiana. Así, los carteles, merchandising, etc., por no decir las propias reivindicaciones de la Xunta (en las que nunca he oído que la variante occidental fuera a ser respetada, y por lo tanto oficial, en el hipotético caso de que ésta llegara a ser realidad), contribuyen en cierto modo a un centralismo lingüístico que nada tiene que envidiar al castellano.
Evidentemente hay que respetar la labor de las decenas de voluntarios, entre los cuáles tengo amigos, que día a día y acto a acto reivindican la oficialidá. Pero también convendría recordar de vez en cuando la existencia de una variante del asturiano, la occidental, olvidada sobremanera en el proceso normativo de la llingua, y que cuenta con un número estimable de falantes que no tienen porqué verse obligados a decir "les fabes", "Asturies", "cuchu" o "carrascu", cuando llevan siglos diciendo las fabas, Asturias, cuito y xardón. No quiero ni pensar lo que podría ser una oficialidá en el que a la masa infantil y juvenil asturiana occidental les obligasen en el colegio a aprender una variante foránea, mientras que la fala de sus ancestros es olvidada poco a poco, quemándose a fuego lento en el l.lar. Por descontado que ese modelo no contaría con mi apoyo, al contrario, lo combatiría como bien pudiera.
Pero entonces, ¿qué solución hay para el asturiano? Esta pregunta lleva haciéndose décadas, sin encontrar solución posible, a no ser la repetida palabra de oficialidá. Pero, obviando el politiqueo propio de este tema, -del que por mucho que digan la Xunta pola Defensa de la Llingua no se escapa, ya que no hace falta estar detrás de unas siglas de partido para expirar ideología-, lo cierto es que la solución se encuentra en la voluntad de cada familia asturiana de querer o no que sus hijos aprendan y valoren la fala de sus abuelos y de sus padres. Y esa voluntad era la que tenía que intentar prender en cada casa la Xunta pola Defensa de la Llingua, convirtiendo cada hogar en una manifestación en favor del asturiano. Por poner un ejemplo, y teniendo en cuenta las distancias culturales e históricas, en la región checa de Moravia la lengua local es conocida y enseñada en familia a los niños, que sólo aprenden checo cuando llegan a la escuela, sin perjuicio de seguir usando el moravo en el seno del hogar familiar, la comunidad o la región. Evidentemente sería un iluso si pensase que eso puede pasar en Asturias, pero lo menos que hay que hacer es intentarlo. Para ello, hace falta tirar los prejuicios lingüísticos por la ventana, y sobre todo, amar el pasado de nuestra tierra.
Y sí, también hace falta dinero para campañas de concienciación. Y en este apartado es donde se pueden usar mejor los 700.000 euros que se gastó el Gobierno autonómico en subvenciones para cortos, relatos en asturiano mediocres, periódicos digitales dirigidos por pseudoperiodistas, o migayas linguïsticas en periódicos propiedad de empresas privadas y con suficiente rentabilidad para no tener que recibir subvención pública de ningún tipo.
En definitiva, hace falta un nuevo modelo. Como siempre, el tiempo dará y quitará razones. Y por último, una apreciación: esta opinión está escrita en castellano. Eso es debido a que es mi lengua madrastra. Digo madrastra y no materna, porque la materna tendría que ser la faliecha. Pero la historia a veces es caprichosa, y ha querido dejarme sin mi madre l.lingua. A ver si con el tiempo resucita.
sábado, 17 de octubre de 2009
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ResponderEliminarA mí, como ya sabes, no es que me guste mucho la idea de la oficialidad del asturiano, por verlo, bajo mi opinión, como un elemento que, antes o después, se convierta en un elemento más para diferenciarnos y/o discriminarnos entre los diferentes ciudadanos españoles.
ResponderEliminarSin embargo, y aunque pueda parecer contradictorio, creo que sí es necesario la conservación, no sólo de la lengua, sino de todo el folklore asturiano, porque para todo asturiano no hay nada más suyo que sus raíces. Sé que eso sólo se puede conseguir con la oficialidad, por eso empecé diciendo que podía sonar contradictorio.
Ahora bien, esté de acuerdo o no con la oficialidad, creo que es un gran error el defender la existencia de tres asturianos, que aunque los haya, pienso que con esos perjuicios nunca se llegará a nada, por ser imposible implantar unas bases que puedan llegar a ser tomadas en serio.
Esta es mi opinión sobre el tema
En cuanto a tu faceta de ensayista, debo de admitir, que no esta nada mal
Pues sí, te contradices bastante, sobre todo cuando abogas por la conservación de la lengua asturiana y a la vez niegas la posibilidad de que se conserven las otras variantes del asturiano, que por no ser las
ResponderEliminarque se dan en la zona centro, se vieron discriminadas en el proceso de normativización que se llevó a cabo en su día. Así nadie en la zona occidental (la que yo conozco) se tomará en serio el asturiano
normativo, porque lo verán como una lengua impuesta totalmente ajena a la realidad lingüística de esa zona. Así que la solución pasa o por conceder la oficialidá sólo a la zona centro, o por el contrario hacer las cosas del modo correcto llevando a cabo una oficialidá según zonas lingüísticas.
En ningún momento rechazo las variantes del asturiano, desde el momento que los reconozco, pero entiendo que para implantar una oficialidad es necesaria una unificación lingúísta. Como comprenderás, a pesar de ser tu opción, no se puede hacer una oficialidad del asturiano distinta en cada una de las "Asturias". Pero como ves, mis temores de que se convierta en un elemento discriminatorio son una realidad, ya que sin estar aún implantada, solamente su debate, ya crea separaciones dentro del territorio astur.
ResponderEliminarBueno, por poner fin al debate, varias cosas:
ResponderEliminar1) Es necesario hacer una normativización distinta en algunas zonas, porque se da el caso que en una parte del territorio asturiano no se habla asturiano, sino una variante del gallego (a fala, o eo-naviego, como la quieran llamar). En la otra zona que conozco y que es la que me afecta, esto es, la occidental, aún siendo una variante del asturiano, las diferencias son también significativas como para que se tenga que hacer una normativización aparte, como por ejemplo se ha hecho con el aranés en Cataluña. En cuanto a las otras zonas, una sería la central, y esa ya tiene su asturiano normativo. En lo que atañe a la zona oriental, desconozco la actualidad lingüística completamente.
2) Si se diera el caso, como pongo en el texto, de una oficialidá en la que la variante central del asturiano se tuviera que imponer en las otras zonas, conllevaría: a) o bien el fracaso de esa imposición en la zona occidental, por ser una realidad lingüística totalmente artificial, o b) la desaparición del asturiano occidental, si esa política tuviera éxito. Por eso digo que no cambio una oficialidá sin reconocimiento de la variante occidental por la situación actual. Ojo, todo esto para la zona occidental. Para la zona centro si llega la oficialidá, bien venida sea.
3) En cuanto a lo de elemento discriminatorio, creo que estás exagerando bastante. Primero, en estos momentos su debate sólo genera...debate, yo no veo ninguna separación, ningún muro del Nalón o algo parecido. Las cosas hay que discutirlas. Y en cuanto a que se pudiera dar una discriminación en el futuro, creo que la solución pasa por no adoptar una política lingüística del tipo catalana, sin repetar las variantes locales. Es decir, el modelo que tú propones como oficialidá, también defendido por otros grupúsculos afortunadamante minoritarios, defensores del más rancio jacobinismo asturianista mezclado con un internacionalismo barato (¿cómo se come eso????). Sí, hablo de Andecha Astur y sucedáneos.