jueves, 21 de enero de 2010

Fútbol es fútbol

Vaya por delante que el que escribe esto ve mucho fútbol, no sólo de categoría nacional e internacional, desde la Premier League hasta competiciones como la UEFA y como la Copa de Europa (ahora mal llamada Champions League), y también, por gracia y espíritu santo de ese gobierno tan criticado por los del Oviedo, también tengo la oportunidad de ver partidos de 2ªB. Del mismo modo leo prensa deportiva: Marca, As, La Gazzetta dello sport, L'equipe...aunque estos dos últimos con menor frecuencia. También tengo que avisar que soy aficionado del Madrid, del Sporting y del Luarca, y tengo simpatía por equipos como el Liverpool, el Celtic y el Sigma Olomouc (este último porque estuve por allí, y siempre mola tener un equipo checo al que apoyar...).
Con todo esto quiero decir que no miro la adscripción política de ningún club a la hora de hacerme aficionado, ni la de su presidente, ni mucho menos la de su hinchada ultra, ni tampoco me pongo a investigar las pasadas relaciones del club con la esfera del poder. Se puede decir que a la hora de escoger un equipo, lo esencial es que te caiga bien, ya sea porque juega de maravilla, porque es el equipo de tu ciudad, o porque es el equipo que más títulos gana. Como la mayoría de los aficionados al fútbol, yo elegí mis equipos de pequeño, una edad en la que las opiniones políticas cuentan más bien poco. Evidentemente, cuando me hice mayor y tome, dicho de cierto modo, conciencia republicana, no me planteé cambiar de equipo porque el club tuviera delante el título Real (como lo tienen la mayoría de los equipos de la élite en España). Del mismo modo, tampoco me cambiaré de equipo si dado el caso el club bajase a Tercera División. Por otra parte, el hecho de que estos clubs tengan aficionados ultras, mejor dicho una panda de ignorantes delincuentes salidos de la caverna ultraespañolista, que se muestran partidarios de opciones políticas diferentes a las mías, digo que este hecho, no basta para que tenga que cambiar de equipos. Incluso ya siendo mayor he escogido ser seguidor de un club que es el claro exponente del catolicismo en Escocia, como es el Celtic.

¿A dónde quiero llegar? Pues que, aunque en la práctica fútbol y política tienen en ocasiones lazos estrechos, algo que tiene más que ver con el "pan y toros" para el pueblo que con los aficionados ultras, el hecho de ser aficionado a un club no tiene que marcar la adscripción política o ideológica de nadie. Y cualquiera que no lo vea así, no va a disfrutar nunca del que para muchos es el deporte más espectacular del mundo. La cosa por tanto está clara: fútbol es fútbol.

1 comentario: