Ayer, 10 de diciembre, el actual presidente de los EEUU recogió el premio Nobel de la paz, justo después de haber anunciado que mandaría más tropas a Afganistán. En su discurso de agradecimiento dejó algunas perlas dignas de crítica, y que hacen pensar a un servidor si no había otro candidato mejor para ese galardón, o, quizá lo más realista, si ese premio no lleva ya suficientes meteduras de pata como para que lo dejemos de tomar en serio. Hablo por ejemplo de los galardones concedidos a Theodore Roosevelt (intervencionismo despiadado en América Latina y el Caribe, como en la República Dominicana, Cuba, o Panamá); Henry Kissinger (instigador del golpe de Estado contra Allende en Chile), el Dalai Lama (defensor de un modelo de estado totalmente feudal y teocrático), o Yaser Arafat (terrorista palestino, ejecutor y cerebro de múltiples atentados). Evidentemente después de esta pléyade de angelitos que acabo de nombrar, el premio a Obama hasta parece digno de elogio, sino fuera porque es el comandante en jefe del ejército más intervencionista de las últimas décadas, algo que el propio Obama reconoció en la entrega del premio.
En su discurso, Obama habló de la guerra justa, como la guerra como
el último recurso o un acto de autodefensa. Totalmente de acuerdo. La guerra siempre tiene que ser la última solución. Pero...¿es que las guerras de Afganistán e Irak son un acto de autodefensa? Sin obviar el hecho de que la intervención en Afganistán se produce después de los atentados del 11-S, perpetrados (y aquí vamos a apartarnos de teorías conspiranoicas) por Al-Qaeda, cuyos vínculos con los talibanes que gobernaban aquel país están más que probados (y a los cuales yo les tengo tanto asco como el que más) no es menos cierto que, echando una rápida ojeada al mapa de Asia central, se puede ver como Afganistán ocupa un lugar geoestratégicamente importante en dicha región. Pero...¿por qué iban a querer los americanos controlar un páramo desértico, sin más importancia económica que el opio? Pues porque por Afganistán pasan...gaseoductos, y oleoductos. Por tanto, una vez más, la paz mundial y la autodefensa sirven de excusa a las grandes compañías multinacionales. En cuanto a la guerra de Irak, más de lo mismo, añadiendo además que el país medioriental es uno de los más importantes exportadores de petróleo.
Volvamos ahora a echar un vistazo al mapa de Asia. Afganistán, controlado por EEUU. Irak, situación idéntica. ¿Qué país está en el medio?: Irán. Exactamente el país verbalmente más atacado por la administración estadounidense, junto con Corea del Norte. No tengo duda de que Irán se convertiría en el nuevo campo de operaciones de la "autodefensa" americana si las elecciones de hace un año las hubieran ganado los republicanos (y no acabo de descartar del todo que los demócratas no intenten llevar la "paz" a ese país).
Se puede ver, pues, que el discurso de Obama está profundamente revestido de hipocresía. Pero que sorpresa cuando Obama deja una perla histórico comparativa del tamaño de Wisconsin:
«El mal existe. Un movimiento no violento no podría haber detenido a los ejércitos de Hitler. El diálogo no puede convencer a los líderes de Al Qaeda de deponer las armas. Decir que la fuerza es necesaria a veces no es un llamamiento al cinismo, es reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón». Sin meternos en discusiones historiográficas que podrían llevar décadas, la comparación entre la lucha de las democracias occidentales por frenar el avance alemán (ayudadas, y que no se olvide, de otra gran "pacificadora" como fue la URSS) y Al-Qaeda es la prueba feaciente de que la administración americana aprovecha cualquier situación para justificar sus guerras neoimperialistas (palabra que tiene un tufillo marxista pero que es del todo válida en este contexto).
Señor Obama: la historia y los hombres están llenos de imperfecciones, y evidentemente la razón si que tiene límites. Pero el reconocer esto no justifica en ningún modo que la fuerza sea necesaria. Lo único que significa es que la batalla por un futuro de paz no es que se haya perdido, es que ni siquiera ha comenzado. Como dijo uno que nunca recibió el Nobel de la paz "No hay camino para la paz; la paz es el camino" (Mahatma Gandhi). Y yo añado que el intentarlo es tan digno como el lograrlo.